sábado, 1 de noviembre de 2008

HACERLO, Y HACERLO BIEN...

Esta pequeña historia, también extraída de Reflexiones Diarias, pone de manifiesto dos distintas actitudes, muy definidas, ante la vida... actitudes que tienen que ver con dar primero sin pensar en recibir; y, como contrapartida, con la mediocridad de pretender recibir (aún sin haber brindado nada) sólo porque "yo llegué primero".

Jesús trabajaba en una empresa desde hacía 5 años, nunca había sido amonestado, y cumplía su trabajo con normalidad.
Cierto día, entró a la oficina del Gerente para hacerle un reclamo:
- Señor: trabajo en la empresa desde hace 5 años, pero siento que no he sido tomado en cuenta para las promociones y ascensos. Mi compañero Ramón ingresó hace sólo 1 año y ya ha sido promovido a Supervisor.
El Gerente, con cierta preocupación, le dijo:
- Jesús, antes de responder a tu pregunta, quisiera que me ayudes a resolver un pequeño problema: quiero dar fruta en el almuerzo. En la calle hay un camión que vende , y que para siempre al frente. Averigua si tienen frutas frescas.
Jesús se esmeró en cumplir la tarea, y a los 5 minutos estaba de regreso.
- Señor: tienen naranjas para la venta.
- Y ¿cuánto cuestan?
- Disculpe. No pregunté.
- No importa. ¿Viste si había suficientes naranjas para darle a todos en la oficina?
- No me di cuenta. Y tampoco pregunté.
- ¿Hay alguna otra fruta, por si hay quienes no comen naranja?
- No lo sé, señor. Pero creo que…
- Siéntate un momento, Jesús.
El Gerente tomó el intercomunicador y le encargó a Ramón, el compañero de Jesús, la misma tarea. A los 10 minutos llegó Ramón.
- Bien, Ramón, ¿qué noticia me traes?
- Señor, en este momento están vendiendo naranjas, las suficientes para atender a todo el personal, pero si prefiere, en media hora van a buscar melones y mangos. Aquí tiene la lista de los precios de cada fruta, y me dicen que si compramos en grandes cantidades, nos darán un buen descuento. Dejé apartadas las naranjas, aunque si usted escoge otra fruta, regresaré para rectificar el pedido.
- Muchas gracias, Ramón.
Entonces se dirigió a Jesús, que aún seguía allí, y le dijo:
- Disculpa Jesús, ¿en qué estábamos?
- En nada señor. Con su permiso…

Es para destacar, como detalle muy positivo, la toma de conciencia por parte de Jesús, de la proactividad de Ramón, y de cómo ésta (y NO el período de permanencia en la empresa) marcó la "diferencia que hace la diferencia"

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